La villana de “Casi Ángeles” nació en Rosario y es hija de un político. Perfeccionismo, años de terapia, y una sociedad dividida.
Son las 10 de la noche y Mercedes Funes no duda en proponer: “Hagamos la nota ahora”.
Radiante, es la misma mujer que en las últimas dos horas y media ha ofrecido al fotógrafo su repertorio completo de poses y aun así no acusa signos de cansancio. Como si no estuviera en pie desde las 6 de la mañana, grabando las escenas de su personaje en “Casi Ángeles”. Así, en un lobby casi desierto, con su novio esperándola mientras hojea un diario, Mercedes pide un café y se entrega a la charla. Actuó en “Gasoleros”, “Muñeca brava”, “Son amores”, “Padre coraje”, en la obra teatral “Illia”, entre otros trabajos. Continua...
Y al cabo de un rato, se colará entre sus respuestas una sentencia que explica sus acciones tanto como las corrobora: “Creo que las cosas tienen que ser todo el tiempo lo mejor posible, no por una cuestión neurótica, sino porque la única forma de que algo marque una diferencia es poniendo de verdad lo mejor”.
Noticias: ¿En su vida diaria es tan sexy como en las fotos?
Mercedes Funes: La mayoría de mis personajes terminan teniendo una cuota de chica sexy y producida, pero es algo con lo que lucho muchísimo. Yo me visto supertranquila, soy de las mujeres que tienen rollo con el pelo, con su cuerpo, con las dietas… Pero cuando está la actriz de por medio, puedo hacer un desnudo y no siento vergüenza, estoy escudada en el personaje. Soy bastante tímida, pero mi profesión me permite no tener esos pudores.
Noticias: En “Casi Ángeles” es una mala muy mala, ¿ese rol también le sale fácil?
Funes: A mí hacer de mala me sale muy bien, ¡así que evidentemente hay algo escondido! (ríe) Es que soy muy culposa, y si bien después de muchos años de terapia ya hay mucho nivelado, siempre fui muy correcta, y es algo que me recrimino.
Debe ser por eso que disfruto tanto los personajes que van contra la corriente. Me han llamado mucho para hacer de mala; se debe ver en mí esto de poder ponerle distintas pinceladas a los personajes. Si bien todos tenemos colores, yo los uso más en la actuación que para mi vida, porque en la realidad soy más color pastel. Para actuar, en cambio, soy fosforescente.
Noticias: ¿Sigue yendo a terapia?
Funes: Sí, creo que todos deberíamos ir de por vida, es importantísima para conocerse. De todos modos, lo llamo análisis, terapia suena a algo enfermo. Hago análisis porque creo que me hago un bien conociéndome en profundidad, y que si una persona no se conoce, atenta contra sí misma.
Noticias: También las clases de teatro pueden leerse como una forma de análisis…
Funes: Absolutamente. Tuve una profesora que decía que un ser humano es como un edificio de departamentos, donde cada piso es como un aspecto de la personalidad. Uno elige ciertos departamentos para vivir. Hay puertas que jamás se tocan y otras que cada tanto se entreabren, y en ese descarte uno se arma.
El actor, sin embargo, debe tener la valentía de zambullirse en todas las puertas. La idea es conocerse, para después saber cómo utilizarse como una herramienta. Por eso creo que a medida que uno crece se va haciendo mejor actor. Como el vino, mejoramos con los años.
Noticias: ¿Cómo es trabajar en el universo Cris Morena?
Funes: Me resultó muy sencillo, me gusta trabajar con gente exigente. La única forma de que algo marque una diferencia, es poniendo de verdad lo mejor y no siendo improvisados.
Noticias: ¿Ese perfeccionismo es la vara con la que se mide a sí misma?
Funes: Sí, aunque aprendí a ser más piadosa y quererme un poco más. Si hoy viera un trabajo hecho a mis 20 años me reiría y me daría ternura, antes me hubiera querido morir. Pero aprendí a aceptarme y quererme como soy. Además, ¡Canal Volver nos enseña a convivir con todas las etapas de nuestro trabajo! (ríe).
Nació en Rosario y a los 9 años vino a la Capital. “Mis papás vivían en Buenos Aires, pero cuando comenzaron los años difíciles del país y mi mamá justo quedó embarazada de mí, decidieron que lo mejor era irnos a vivir a Rosario”, explica. Así, su infancia quedó signada por un padre que era político (conocido como “El Chango” Funes), que iba y venía entre una ciudad y otra y estaba con su familia apenas los fines de semana.
Noticias: ¿Qué la une hoy con Rosario?
Funes: Papá militó en el peronismo toda su vida, asesoró a Perón y a otros políticos y acompañó a Reutemann en su lanzamiento a la política. Después de muchos años como asesor, fue diputado provincial, luego nacional y en sus últimos días senador nacional por Santa Fe.
Estuvo detrás del proyecto del puente Rosario-Victoria, hizo grandes cosas por la provincia y allá lo quieren mucho. Tanto, que le hicieron una unidad básica justicialista con su nombre. Me emociono muchísimo cuando voy, porque los vecinos me lo recuerdan permanentemente.
Noticias: Una linda herencia…
Funes: Exacto. Pero nunca hablé mucho, y me di cuenta de que no tengo por qué no decirlo. Creo que tiene que ver con que yo hice mi trabajito de actriz sin que papá hiciera ningún tipo de intercesión por mí.
Nos apoyamos mutuamente, pero sin necesidad de chapear para conseguir algo. De él heredé la pasión absoluta por lo que uno hace. Es un orgullo poder contar que fui hija de ese hombre.
Noticias: ¿Le legó también algún interés en la política?
Funes: No, no entiendo nada. No sabés lo que lamento no tener a mi papá, porque no sé quién es quién. Si lo tuviera le diría “bueno, ¿cuál es la posta?”. Hablamos mucho de política en mi grupo, con Fernando, mi novio, porque es un tema que está muy metido en la sociedad, pero no se habla de posturas concretas sino de personas.
Nos veo muy divididos como sociedad, ya desde el discurso. Las palabras tienen mucha fuerza, y se dicen barbaridades con liviandad. Eso conduce a una brecha muy grande, y cuando se han abierto brechas se ha pagado con muchas vidas. Habrá que ver quién podrá poner un manto de inteligencia y piedad para unificar a los argentinos.
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